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El hilo que ha mantenido en vilo a todo Twitter vulnera los derechos de un menor

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Oriol Querol Twitter.
 

Un periodista encontró por la calle los negativos de una fotografía y logró que miles de personas participaran para descubrir quiénes eran las personas de las fotos. El problema es que no ha tenido en cuenta el derecho a la intimidad de sus protagonistas.

Elena Rue Morgue

04 Abril 2018 15:54

El 1 de abril, para darle al puente el salseo tuitero oportuno, el periodista Oriol Querol comenzó un hilo que se ha convertido en el nuevo fenómeno Manuel Bartual de la temporada de primavera.

Según explicó Querol, paseando por Barcelona se encontró con estos negativos, y la curiosidad por descubrir la historia que había tras ellos le empujó a organizar una investigación colectiva en Twitter.

Según dijo, la motivación para hacerlo es periodística.

Después de andar a vueltas con los negativos y generar un gran debate sobre el concepto millennial, Oriol se animó a revelar las fotografías.

En ellas aparece un bebé a cara descubierta.

En algunas de estas imágenes figura también la que parece ser su madre.

Querol y todos los tuiteros que se han apuntado al carro han intentado rascar toda la información posible con los datos que tenían entre manos.

La marca de la silla.

Incluso llegando a buscarla en Wallapop.

El lugar donde fueron encontrados los negativos.

Y hasta los interruptores de la casa.

Aunque no a todos les resulto creíble la historia.

La mayoría de personas siguiendo el hilo estaban completamente volcadas en resolver el misterio y tratar de descubrir pequeños detalles que pudieran dar algo más de información sobre cuándo y dónde se tomaron estas fotografías.

Pero unos pocos mostraron su preocupación sobre la vulneración a la intimidad que suponía este hilo.

Muchos han pensado que se trata un paripé, de una nueva bartualada en la que todo acabará con un "Jaja, soy yo". Esa sería en mi opinión la única forma de medio-justificar esto. Siempre y cuando la explicación posterior (en la que me meteré más abajo) sea una crítica a todo el asunto y no un "Cómo os la he colado, ¿eh? RISAS".

Y no es solo que probablemente a ninguno de nosotros nos hiciera ninguna gracia que un desconocido compartiese nuestras fotos íntimas y privadas sin nuestro consentimiento.

Habiendo un menor de por medio, esto es claramente ilegal.

Según la Ley Orgánica 1/1996 de 15 de enero en su artículo 4: “1. Los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. ……5. Los padres o tutores y los poderes públicos respetarán estos derechos y los protegerán frente a posibles ataques de terceros”.

Es decir, más allá de la valoración ética de cada uno, legalmente esto no tiene demasiado debate: compartir las imágenes de un menor de edad (que para más inri no es de nuestra familia) vulnera su derecho a la intimidad y a la propia imagen.

Contactamos con Querol para preguntarle si era consciente de esto, y solo nos respondió remitiéndonos a lo que ya había publicado en el hilo al respecto.

Que el único motivo por el que Querol considere borrar estas fotografías sea que sus protagonistas las vean, se molesten y lo soliciten no es a mi entender una forma válida de plantear el asunto. Esta gente podría no ver nunca que estas imágenes están en Twitter y eso no le da derecho a Querol a compartir su intimidad con el mundo para ganar seguidores.

Que las imágenes no sean comprometedoras tampoco es excusa. La forma de argumentar esto parece casi la misma que se utiliza para justificar a los tipos que lanzan piropos por la calle. Que no sean directamente ofensivos o que no nos quejemos al recibirlos no debería considerarse como un consentimiento por nuestra parte.

Colgar fotos de un crío en Internet sin su permiso ni es legal ni está bien, venga esa persona posteriormente a cagarse en tus muertos o no. Que a título personal te parezca que las fotos "no son comprometedoras" o que "reflejan un momento feliz" importa más bien poco.

La única forma que se me ocurre de salvar todo esto es que, a pesar de que haya declarado lo contrario, estas sí sean fotos del propio Querol y que el desenlace final de todo esto sea precisamente una reflexión sobre los límites que deberíamos respetar al compartir imágenes de terceros en las redes sociales.

Siendo él periodista, podría ser un trabajo muy interesante.

Pero si el contrario resulta no ser así, siendo él periodista, con todo esto ha dejado mucho que desear.

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