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Es una de las mejores escritoras del mundo. Y sí, se dedica a la novela negra

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Imagen: Marcello Casal Jr. / Agência Bra
 

La escritora francesa Fred Vargas ha ganado el premio Princesa de Asturias de las Letras, algo especialmente importante si tenemos en cuenta que se dedica a un género narrativo estimatizado como "menor": la novela negra

Eudald Espluga

24 Mayo 2018 16:51

La escritora francesa Fred Vargas ha ganado esta mañana el premio Princesa de Asturias de las Letras. Es tan sólo la séptima mujer en hacerlo, después de 37 ediciones. En su caso —como fue también el de Margaret Atwood, la última en ganarlo hace ahora diez años— el mérito es mayor, en la medida que rompe doblemente la barrera del género: por ser mujer y autora de novela negra.

"Género menor". "Literatura de masas". "Libros formularios". "Cultura popular". "Entretenimiento". "Pasatiempo". Son muchos los tópicos que pesan sobre la novela policíaca, y que directa o indirectamente la clasifican como un tipo de escritura menos valiosa. Se asume que son libros poco originales, que repiten siempre una misma estructura con pequeñas variaciones, y que eso los invalida como obras literarias: casi nadie piensa en Agatha Christie cuando pueden citar a Francis Scott Fitzgerald, James Joyce o David Foster Wallace.

Además, la novela policiaca acarrea otro estigma tradicional: vende muchísimo. Fred Vargas no es una excepción. Desde que empezó a publicar a finales de los años 80, las historias protagonizadas por el inspector Jean-Baptiste Adamsberg no sólo han conquistado el publico francés, sino que se ha convertido en un fenómeno internacional. En España, muchas de las novelas de la francesa acumulan ya cuatro y cinco reediciones.

Por todo esto, el reconocimiento crítico que ahora llega con el premio Princesa de Asturias puede llegar a ser muy importante. Porque sí, Fred Vargas se dedica a la novela negra, y precisamente por ello es una de las mejores escritoras del mundo.

Bajo el pseudónimo de Fred Vargas —Fred es el diminutivo de Frédérique y Vargas el nombre que su hermana gemela tomó prestado de un personaje que interpretó Ava Gardner— se esconde una autora reticente a los focos. Apenas da entrevistas, y se muestra esquiva a ir más allá de la escritura. Arqueóloga e historiadora de formación, rechaza la etiqueta de "autodidacta", aunque se enamoró de Jean-Jaques Rosseau a los 15 años, su "primer amor loco", y de Marcel Proust a los 16. No aspira a rebatir los tópicos que pesan sobre la novela negra, pero sí la entiende en continuidad con la literatura épica, en la medida que propone una historia heroica que termina con una catársis.

¿Por qué no nos tomamos en serio a Fred Vargas?

Para María Fasce, directora literaria de Alfaguara Negra y Lumen, el premio a Fred Vargas es una gran noticia "porque refuerza aquello que los grandes autores de novela negra no se cansan de repetir: que la novela negra no es un subgénero literario sino uno de los géneros en los que la literatura puede brillar con mayor esplendor". Fasce recuerda a grandes figuras que, como Vargas, ayudaron a elevar el género: John Banville, Raymond Chandler e incluso Jorge Luis Borges, que "fue un gran amante de las novelas y relatos policíacos, llegando a dirigir un sello en el que hacía grandes descubrimientos en ese sentido".

Destaca, además, la singularidad de la escritora francesa, más allá del cliché de "la historia trepidante": "podríamos invertir la apuesta de Chandler: “¿por qué fijarnos sólo en el deslumbramiento del estilo y las descripciones cuando además podemos contar una buena historia?”

"Fred Vargas es una gran autora que, casualmente, escribe novela negra". Miquel Adam, editor de Amsterdam explica así a PlayGround cómo descubrió a Vargas. Hace apenas un año, cuando entró a trabajar en la editorial, no sólo la desconocía, sino que compartía los prejuicios de la mayoría. "Uno de los primeros manuscritos que pude leer fue el de Fred Vargas. Como lector de lo que imaginamos como literatura no-menor, la veía con cierto desdén y distancia, porque no soy un gran amante de la novela policiaca. Pero muy rápidamente me di cuenta que estaba ante una gran escritora".

Desde que la descubrió, se ha dedicado a predicar la palabra, y a tratar de romper el techo de cristal que aleja a Fred Vargas de lo que conocemos como Gran Literatura. "Una de mis ambiciones era que con Quan surt la reclusa nos librásemos de esta camisa de fuerza que como lectores nos ponemos ante la novela negra. Pero no lo conseguí: el libro se ha vendido, pero no se ha vendido más que los títulos anteriores. Como editor he fracasado un poco", concluye Adam.

La gran pregunta, ahora, es si la concesión del premio conseguirá romper los tópicos de los que él no ha conseguido deshacerse en su primer año como editor de la escritora francesa. Lo cierto es que, de momento, ya ha conseguido atraer la atención de los medios, y que seamos muchos los que empecemos a hacernos la pregunta: ¿por qué no nos habíamos tomado en serio a Fred Vargas?


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