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Oda al prepucio que cae: la gente está flipando con este poema sobre un pene

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Imagen: Adobe Stock
 

Un actor de la serie ‘Younger’ publica un libro en el que se incluye un poema sobre un pene circuncidado, y mucha gente está flipando con él. Pero lo cierto es que a la circuncisión ya le dedicó antes un poema Santa Teresa de Ávila

Luna Miguel

19 Abril 2018 16:58

Por aquí van a desfilar, rápido y muy brevemente, los nombres de Santa Teresa de Ávila, Bethany Meyers, Michel Houellebecq, John Milton, Darren Star, Nico Tortorella, Sarah Jessica Parker, Diane di Prima, James Franco, Ezra Pound, Laura Escanes, Kanye West, Jesucristo y un prepucio. Pero no temáis, esta sucesión tiene sentido: en primer lugar, porque la noticia que comparten tiene que ver con el espectáculo, pero también con el sexo y, sobre todo, con la poesía.

Veamos.

Nico Tortorella es un joven autor que aparece en Younger. Younger es una serie así como pija, de las que gustan a los amantes de Gossip Girl o Sexo en Nueva York, y que de hecho está producida por Darren Star, el mismo productor que llevó a la fama en los 90 a esa columnista excéntrica interpretada por Sarah Jessica Parker.

Tortorella es famoso por muchas cosas que tienen que ver con su manera de hablar de sexo en los medios de comunicación, por su ya conocida boda agénero con Bethany Meyers y ahora por un libro de poemas medio provocadores, medio espirituales, que acaba de publicar en Estados Unidos. Titulado All of this is you (Penguin Random House), este texto supone un salto del autor al mundillo editorial que para muchos medios culturales anglosajones se parece mucho a los coqueteos de otras celebridades con la industria, como puede ser Kanye West escribiendo sus tuits filosóficos o como puede ser Laura Escanes estrenándose con un libro de pensamientos y estados de ánimo al que sus editores prefieren llamar poesía.

Lo de All of this is you, sin embargo, sí que se lo están empezando a tomar en serio. En medios como Bustle o Vulture lo destacan como “sorprendente”, no sólo porque en principio el libro podría contener poemas aceptables —para lo que solemos esperar de poemarios de famosos, ¿os acordáis del de James Franco? La Virgen—, sino porque sus temáticas son muy arriesgadas, muy poco comunes en el mercado mainstream de la lírica y, quizá, en algunos casos, adelantadas a su tiempo.

Tal y como podemos leer en los fragmentos del libro que circulan por la red, Nico Tortorella ha escrito sobre cuestiones como la menstruación, el poliamor, el género fluido, la fe en el siglo XXI e incluso sobre la circuncisión.

Algunos diréis: coño, ¿y a mí qué me importa el prepucio cortado de Tortorella?

Pues bien, la verdad es que algo sí importa. Quizá no sea un poema grandioso. Pero que alguien se atreva a utilizar las palabras para dibujar así los genitales, supone un curioso paso hacia delante. Teniendo en cuenta que durante siglos la literatura escrita por HBHC* (*hombres blancos, heteros, cisgénero) ha estado ausente de reivindicaciones corporales, íntimas, de imaginarios sexuales tan explícitos, o de esa confesionalidad que siempre se relaciona con la “literatura de mujer” —especialmente cuando hablamos de poesía— un poema como Penis nos trae con calidez un conflicto estético, religioso y sexual que pocas veces se había retratado en un poema.

Si lo que hacen escritoras como Diane di Prima —que por tratar la maternidad, la menstruación, los cuidados y la sexualidad de una forma muy natural— está encasillado como “poesía femenina” podríamos decir que lo que hace el actor de Younger es pura —y mal llamada, porque no sólo los tíos tienen pene—, “poesía masculina”. Algo parecido a lo que adelantó Michel Houellebecq en esos poemas donde retrata el goce de una felación, y por lo que se le tachó de misógino.

Y volveréis a decir: de verdad, Luna, que a mí Tortorella me la suda. Y lo más probable es que tengáis razón, porque eso de escribir sobre prepucios que se desprenden y de insertar la circuncisión en el imaginario de la lírica ya se hizo mucho, muchísimo antes de que Tortorella o Houellebecq nacieran. De hecho, por ahí hay textos de John Milton o hasta de Ezra Pound en los que el prepucio se pasea de puntillas. Pero fue varios siglos antes, por allá por el 1500, cuando Santa Teresa de Ávila vio la luz. Lo cuenta el administrador de la bitácora Oficio de escribir: “hay que felicitarse del tema. Nada menos que la Circuncisión. El seccionamiento y retirada del prepucio o anillo terminal del pene, en los niños judíos. Igualmente se hace en otras religiones por todo el mundo. ¿No debiera ser éste un tema tabú, sobre todo en aquel tiempo? Es clara, la relación con el órgano sexual masculino; clara, aunque errónea. Mejor no tocar el tema en aquel tiempo, ¿no? Pues Santa Teresa lo hizo y ahí está”.

¿Cómo te quedas, Tortorella?

¿Cómo os quedáis vosotros?

Que la precursora de toda esta movida fue una monja que escribía sobre el pito del bebé Jesucristo. Eso sí es para que lo reseñen con exclamaciones en The Hollywood Reporter.

A LA CIRCUNCISIÓN

Vertiendo está sangre,

¡Dominguillo, eh!

Yo no sé por qué.

¿Por qué, te pregunto,

hacen dél justicia,

pues es inocente

y no tiene malicia?

Tuvo gran codicia,

yo no sé por qué,

de mucho amarmé,

¡Dominguillo, eh!

¿Pues luego en naciendo,

le han de atormentar?

Sí, que está muriendo

por quitar el mal.

¡Oh, qué gran Zagal

será, por mi fe!

¡Dominguillo, eh!

¿Tú no lo has mirado,

que es niño inocente?

Ya me lo han contado

Brasillo y Llorente.

Gran inconveniente

será no amarlé,

¡Dominguillo, eh!

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