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Que no haya sosiego para La Manada

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Que no haya sosiego para La Manada

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/OPINIÓN/ “Si tenemos que hablar del "sosiego" de La Manada, y el auto de la Audiencia Provincial de Navarra así lo indica, tratemos de convertir ese sosiego en una nueva condena, en un insulto, en un peso todavía mayor”

Ya se ha desvelado el contenido del auto de la Audiencia Provincial de Navarra que decretaba libertad provisional para los cinco miembros de La Manada.

Los argumentos que los magistrados han esgrimido para justificar su decisión revelan nuevamente el sesgo patriarcal del razonamiento jurídico. Se alega que no existe riesgo de reincidencia porque las caras de los acusados son conocidas, apuntando nuevamente a la responsabilidad de las víctimas: sabéis quienes son, sólo tenéis que ir con cuidado. Pero si hay un elemento de dicho auto que concentre toda nuestra indignación, es la mención a la palabra "sosiego":

"Su tranquilidad y su sosiego" es la expresión que utilizan los magristrados para explicar su decisión, amparándose en el hecho que "los acusados tienen su residencia a más de 500 kilómetros del lugar en que reside la víctima", por lo que es preferible "la adopción de medidas menos gravosas que la prolongación de la situación de prisión provisional".

Introducir el concepto de "sosiego" para referirse al bienestar de los miembros de La Manada es insultante teniendo en cuenta que el verdadero debate se centra en el desasosiego de las mujeres: su intranquilidad, su desprotección, su constante miedo. En este terrible contexto, hablar de "tranquilidad" puede ser tomado como provocación. Y más aún si nos detenemos a pensar un momento en las interpretaciones del concepto. ¿A qué se refiere?

Una primera interpretación podría ser ambiental. ¿Se argumenta que el sosiego debe garantizarse en el marco de "la repercusión que ha tenido este caso y la presión que ha desatado"? Según el auto, esta perdida del anonimato y la presión social son las razones que reducen el riesgo de fuga. ¿Pero es también el motivo por el que deben reconquistar la tranquilidad?

Una segunda interpretación podría ser temperamental. ¿Se argumenta que el sosiego debe garantizarse en el marco de la reinserción social de los acusados? ¿Se refiere a la necesidad de canalizar la agresividad de la Manada, a que como sociedad debemos contribuir a mitigar su violencia?

Una tercera interpretación podría ser humanitaria. ¿Es un argumento general sobre la dignidad de los presos? ¿Sobre el respeto por su felicidad, por su proyecto de vida buena?

Las tres no son excluyentes y, de hecho, apuntan hacia lo mismo: la preocupación por la sensibilidad de los acusados. Es algo que viene dado por la mismo verbo "sosegar" que proviene del latín sedere, "estar sentado", y que se refiere a "aquietar las alteraciones del ánimo, mitigar las turbaciones y movimientos o el ímpetu de la cólera e ira".

El sosiego remite a un estado de paz, a la conquista de lo que los estoicos llamaban"ataraxia": un estado de apacibilidad extrema, en la que el individuo se muestra imperturbable, y en la que los hechos del "mundo exterior" no puedan alterar nuestro bienestar.

Basta con hojear Sobre la tranquilidad del alma, el tratado de Séneca, para entender la perversidad que supone hablar ahora de la necesidad de garantizar la "tranquilidad y sosiego" de los miembros de La Manada. Para conseguir el sosiego, el filósofo romano recomendaba una vida austera en pasiones ("a esto que yo llamo tranquilidad, llámalo tú pobreza"); que escogiéramos bien nuestras compañías ("suele ser origen de enfermedad mezclar lo sano con lo que no lo está"); que supiéramos contenernos ("aprendamos a aumentar la continencia, a enfrentar la demasía [...], a mitigar la ira [...], y a reverenciar la templanza"); e incluso que no nos paseáramos ociosamente por las calles, porque esa ociosidad lleva al vicio ("conviene reformar los paseos, que en muchos hombres son tan continuos que andan siempre vagando por las casas y teatros").

De hecho, en el mismo ensayo, Séneca hablaba de la tranquilidad de los reos. Lo hacía para demostrar la radicalidad de su teoría: la ataraxia, el sosiego absoluto, puede conquistarse incluso en prisión, porque para el estoico la felicidad ha de descansar solamente en aquello que depende de nosotros. "Considera que los presos al principio padecen las cadenas y grilletes, porque les impiden avanzar; pero cuando se deciden a llevarlos sin indignarse con ellos, la misma necesidad los anima a sufrirlos con fortaleza, y la costumbre les enseña a llevarlos con facilidad. En cualquier estado de vida hallarás anchuras, gustos y deleites".

Si tenemos que hablar del "sosiego" de los presos, quizá lo mejor sería tomarse en serio la palabra, y dejar que los miembros de La Manada carguen con la responsabilidad de su propia tranquilidad de ánimo.

Si quieren ver su sosiego garantizado, que aprendan a sufrir las cadenas con fortaleza; que aprendan a llevarlas con facilidad; que encuentren la felicidad en su pequeña celda.

Porque como demostró Boecio en La consolación de la filosofía —un diálogo satírico en el que se reía del pensamiento estoico— la receta filosófica de Séneca es insultante para un preso. De hecho, Boecio escribió su libro en prisión, después de ser injustamente condenando, y le parecía monstruoso que el pensador romano viniera a decirle que la felicidad no entendía de prisiones y grilletes.

De modo que si tenemos que hablar del "sosiego" de La Manada, y el auto de la Audiencia Provincial de Navarra así lo indica, tratemos de convertir ese sosiego en una nueva condena, en un insulto, en un peso todavía mayor.

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