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…. Morir da miedo, pero morir haciendo el ridículo casi da más. Ya lo dijeron Def Con Dos en su canción. Nadie quiere terminar sus días siendo protagonista de los Premios Darwin o un episodio de Mil maneras de morir.
En un caso de este tipo, incluso la idea de la vida después de la muerte pierde su encanto: nadie quiere pasarse toda la eternidad siendo el hazmerreír de la gente, por muy bien amueblado que esté el paraíso.
A sus 64 años, un tal Sergei Terekhov, perdió la vida en una de estas desgracias de comedia. El hombre de origen estonio estaba de caza con su hermano en Saratov, una remota región al suroeste de Rusia, cuando su perro le disparó y lo mató.
Según la web de noticias local Region 64, Terekhov “soltó a dos de sus perros del maletero del coche, y empezaron a jugar. Como resultado de esto, la pata de uno de los animales fue a parar al gatillo de un rifle de caza que estaba apoyado con la culata en el suelo con el cañón sobre el estómago del hombre”.
Aunque su hermano lo llevó lo antes que pudo al hospital, no pudieron salvar su vida. Los investigadores dicen que Terekhov murió por sus heridas abdominales, pero que fue capaz de explicarles a los médicos las circunstancias de su muerte.
Alexander Galanin, uno de los investigadores, describió a la víctima como “un cazador experimentado”, y aseguró a Region 64 que “estaba sobrio, tenía permiso de armas. Todo estaba bien. Fue un accidente”.
Sus vecinos le han descrito como una persona "buena, amable y alegre".
Ojalá que los cristianos se equivoquen y no haya nada después de la muerte, porque a mí pensar que el pobre Elvis tiene que lidiar con un montón de gente que cuchichea a sus espaldas “mucho rey del rock, pero se murió fanegas y cagando”, me rompe el alma.
Y si no es así, espero que él y Terekhov hagan buenas migas y se den apoyo cuando los listillos de las muertes dignas vayan a reírse de ellos.
