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Artículo Caso Lucía Pérez: empieza el juicio por la joven torturada que conmocionó Argentina Now

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Caso Lucía Pérez: empieza el juicio por la joven torturada que conmocionó Argentina

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En 2016 se dijo que la joven de 16 años murió empalada de forma brutal tras ser violada por dos hombres. Ahora, los médicos forenses aseguran que murió de sobredosis y la relación pudo ser consensuada

anna pacheco

08 Noviembre 2018 15:40

En el 2016, en Mar del Plata (Argentina) un crimen machista sacudió a todo el país. No conmocionó por su excepcionalidad, pues los feminicidios no son una excepción, por desgracia, en ningún país. Pero sí conmocionó por su especial dureza. La víctima, Lucía Pérez, tenía 16 años. La encontraron a las puertas de un hospital, vestida y lavada, pero era demasiado tarde para reanimarla. Lucía ya había muerto. “Nunca vi una conjunción de hechos tan aberrantes”, declaró en su momento la fiscal del caso María Isabel Sánchez. Las primeras hipótesis, hace dos años, sostenían que Lucía habría sido abusada sexualmente por dos hombres por vía vaginal y anal. Luego, se introdujo por la vagina un objeto romo, que podría ser un palo, lo que le provocó lesiones internas por empalamiento y un síncope vasovagal. Los medios locales apuntaron, en ese momento, a que se trataba de un crimen atroz e inhumano y hasta “medieval” (por el método empleado de tortura). María Isabel Sánchez, la fiscal, dijo que nunca había visto nada parecido a lo largo de su carrera.

Lo que sigue a continuación es el epílogo de esta historia, dos años después, coincidiendo con la primera sesión del juicio que ha arrancado esta semana en Buenos Aires. Lucía Pérez ya no está. Y ahora se trata de reconstruir lo que ella vivió, pero sin ella. La misma fiscal que declaró que llevaba cuatro noches sin dormir por la extrema crueldad del caso tampoco está porque la apartaron. Los medios locales no arrojan muchas explicaciones a este hecho. Y parece clave. La ahora exfiscal del caso declaró que parecía que los supuestos agresores, Matías Farías y Juan Pablo Offidani, habrían lavado y vestido el cuerpo de la joven para simular una simple intoxicación por estupefacientes y lavarse así de responsabilidades.

Y esta es la hipótesis principal que parece manejarse ahora. En la primera sesión del juicio, tres hechos son claves: el principal, establecer la causa de la muerte; el segundo, determinar si hubo o no abuso sexual; y el tercero, el consumo de drogas. Los peritos médicos subrayan ahora que Lucía Pérez no murió por empalamiento, como se dijo en un primer momento, sino por asfixia tras esnifar cocaína en casa de uno de los hombres, que se dedicaban a traficar con drogas, y que habrían vendido a la joven marihuana en algunas ocasiones. Este elemento es revelador, ya que contradice totalmente las primeras versiones que se publicaron en prensa sobre la muerte de Lucía y las declaraciones de la fiscal. ¿Por qué ha cambiado tanto la primera autopsia de los peritos posteriores? ¿Si había signos de empalamiento en su momento porque ahora no hay registro de los mismos? No hay respuesta para esas discrepancias; lo peor es que no parece que vaya haberlas.

El hecho de introducir el factor de la droga en juicio es especialmente relevante porque se ha convertido, ahora, en eje central del debate. ¿Era Lucía adicta a las drogas? ¿Fue ella quien tomó por voluntad propia? ¿Le obligaron a hacerlo? La vida personal de Lucía se ha puesto ahora sobre la palestra para discutir qué pasó con ella y si efectivamente fue violada por los dos o se trató de una relación consensuada. Las preguntas en torno a la vida personal de la víctima —y sobre su relación con los estupefacientes— solo victimizan a Lucía, que ahora se encuentra en situación de completa indefensión porque está muerta. En realidad, si ella era consumidora o no habitual de estupefacientes no parece relevante para determinar por qué una mujer acude a casa de un hombre, por el motivo que sea, y no sale viva de ahí. Y lo más inquietante: si los peritos médicos sugieren, ahora, que murió de una sobredosis por qué no se planteó esto mismo hace dos años en la primera autopsia.

No hay explicación.

En esta primera sesión del juicio oral también se ha relativizado si hubo o no abuso sexual (en tanto que no existen signos de violencia o intimidación no puede ser violación en el código penal argentino). Sin embargo, la pregunta vuelve a ser la misma: ¿Qué diferencia hay en que te fuercen a mantener una relación sexual y mantener una relación sexual con alguien con la voluntad anulada? De nuevo la diferencia entre abuso y violación —una diferencia que no todos los códigos penales contemplan— vuelve a poner sobre la mesa una duda razonable. ¿No debería considerarse violación cualquier relación sexual no consensuada? En Suecia, su código penal, se muestra menos ambivalente: todo lo que no es un sí activo se considera violación en tanto que se asume que no ha mediado consentimiento.

En el caso de Lucía no hay forma de determinar qué ocurrió en esa casa, aunque los estudios hallaron restos de ADN de los dos implicados. No hay forma de saber si efectivamente se aprovecharon de ella, si empezó como algo consentido; o si fue directamente consensuada, tal y como obviamente mantienen los autores de los hechos. En ese sentido, cabe esperar los próximos días una explicación a las horas después de lo sucedido y el motivo por el que decidieron desprenderse tan rápido del cadáver, incluso implicando a una tercera persona, Alejandro Maciel, de 61 años, el hombre que supuestamente ayudó a lavar el cuerpo y posible encubridor. Si fue, como sostiene la defensa de los presuntos agresores, una sobredosis, en las próximas vistas orales deberán argumentar posiblemente por qué reaccionaron borrando cualquier rastro de ellos y abandonándola a las puertas de un hospital.

El caso de Lucía es uno más en la amarga lista de feminicidios que se cometen anualmente en todos los países. Los juicios por este tipo de asesinatos son especialmente crudos e incómodos y muchas veces ponen en relieve un desfase entre las percepciones de la calle y las decisiones o impresiones judiciales. En España, el juicio por la violación grupal de ‘La Manada’ también despertó un alud de críticas. La sentencia, que se hizo pública, dejaba claro que la justicia y los diferentes agentes humanos que intervienen en ella, están, como todo, arraigados a un sistema machista no exento de los mismos estereotipos de género. Fue especialmente sangrante el voto particular de un magistrado, en dicha sentencia, que aseguraba que la joven se lo estaba pasando bien pese a que los hechos probados determinaron que la joven violada por cinco hombres en Pamplona estaba visiblemente intimidada, y llegó a llorar.

Con información de Página 12, Clarín, Notimérica y La Capital Mar del Plata

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