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Artículo Owino Uhuru: la lucha de un pueblo contra la fábrica que envenenó sus vidas Now

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Owino Uhuru: la lucha de un pueblo contra la fábrica que envenenó sus vidas

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Tras años de vivir a la sombra de una planta de reciclaje de baterías usadas y sufrir graves consecuencias para su salud, los habitantes de esta barriada consiguieron cerrar la fábrica. Sin embargo, su lucha no ha acabado

silvia laboreo

29 Junio 2018 13:46

El día de la primera manifestación, los vecinos del poblado chabolista de Owino Uhuru se levantaron a las 5 de la mañana, cogieron una estatua de madera, la introdujeron en un ataúd y la soltaron en la puerta de la fábrica.

Esa estatua de madera y ese ataúd simbolizaban a todas las personas que habían enfermado por culpa de una factoría que en 2007 se instaló en sus tierras. Una planta de reciclaje de baterías que trajo plomo y enfermedades a esta pequeña comunidad de las afueras de Mombasa (Kenia).

A esa primera protesta le siguieron otras más, hasta que en 2014 los vecinos de Owino consiguieron su objetivo: la fábrica echó el cierre. 4 años después, un documental recupera a través de sus protagonistas la lucha de este pequeño poblado contra el plomo. Una lucha que aún no ha terminado.

El humo negro que trajo las enfermedades

Les dijeron que allí iban a fabricar dulces. Era mentira. Tardaron algún tiempo en descubrir que en aquella gran planta que habían instalado a la puerta de sus casas, como quien dice, se dedicaban a reciclar baterías. Baterías de automóvil usadas. La fábrica de la compañía india Metal Refinery EPZ extraía plomo de baterías usadas de automóviles sin ningún tipo de control. “En Kenia cualquier persona puede hacer lo que quiera si tiene un poco de dinero y se lo entrega a la persona adecuada”, explica el periodista Javier Marín, director del documental Owino. “Esa fábrica jamás tendría que haberse instalado allí, ni siquiera tenía licencia de actividad, pero lo hizo y funcionó durante 7 años”.

Los vecinos del poblado pasaron ese tiempo inhalando plomo, bebiendo agua contaminada. Poco a poco, la intoxicación empezó a manifestarse: abortos, problemas graves de la piel, niños y niñas con retraso en el aprendizaje, tumores y daños en riñones, corazón o hígado. A lo largo del documental, que sirve de altavoz para los protagonistas de la historia, los habitantes de Owino narran cómo se dieron cuenta que todos sus problemas apuntaban a un culpable: el humo negro que vomitaba la chimenea de la fábrica.

Un fragmento del documental 'Owino'

El humo siguió manando y la gente siguió enfermando hasta que en 2008 la comunidad de Owino, en concreto, sus mujeres, dijo basta. “El papel de las mujeres a la hora de desmantelar la fábrica lo fue todo. La mujer en África es la base de cualquier comunidad. Cuidan de la familia y trabajan pero no suelen protagonizar papeles de cara a las instituciones, no pueden hacer de mediadoras porque las instituciones públicas las menosprecian, pero aquí lo hicieron”, cuenta Javier.

“Vieron que sus hijos empezaban a fallecer, que sus familias enfermaban y fueron las que lideraron el movimiento social y judicial, las que convocaron las manifestaciones y las que siguieron y siguen”, añade.

La fábrica de la compañía india Metal Refinery EPZ extraía plomo de baterías usadas de automóviles sin licencia para esa actividad y sin ningún tipo de control en esta barriada de las afueras de Mombasa

La fábrica fue cerrada en 2008 pero 4 meses más tarde el Ayuntamiento autorizó su apertura. Hubo que esperar hasta 2014 para que fuera clausurada definitivamente. ¿Cómo lo consiguieron? "Kenia pertenece a la East African Community, una especie de unión económica de 6 países, Uganda, Ruanda, Sudán del Sur, Burundi, Tanzania y Kenia donde funciona el libre comercio y tienden a una lógica libre mercantilista y de circulación de personas como podría ser en la Unión Europea”, cuenta Oriol Gibert, guionista y coproductor del filme. “También tienen un marco regulatorio propio que prohibía el reciclaje de baterías. Y fue a partir de eso que se le pudo ir al gobierno y decirle, ‘esto que estás haciendo es ilegal’”.

Un proceso judicial estancado y una tierra enferma

Años después del cierre y tras enterarse de la existencia del poblado gracias a un faldón de la prensa local, el equipo del documental se acercó a Owino Uhuru y descubrió que aún no habían terminado los problemas. Encontraron una tierra contaminada y una población que a día de hoy continúa enfermando.

“La gente se niega a marcharse de allí, principalmente porque no tienen otro sitio al que ir. Hay tratamientos pero no tienen acceso a ellos. Hay una forma de eliminar la contaminación pero es un poco costosa y el Gobierno no está dispuesto a asumirlo”, cuenta el director del documental.

Un instante del documental

¿Y quiénes son los culpables de todo esto?

“Señalar a un único culpable es muy complicado. Por un lado, tenemos un Gobierno que políticamente permite que eso suceda, pone una reglas de juego que permite que unos jugadores corruptos entren a jugar. Por el otro, hay unos jugadores corruptos, kenianos e indios, que utilizaron estas dinámicas de poder para aprovecharse del más pobre. Y aquí también entra la lógica capitalista en la que África es el gran vertedero de Occidente y allí llegan los residuos provenientes de otros países”, cuenta Oriol Gibert. "Es sobre todo un problema de corrupción", corrobora Marín. "Con una regulación severa podrían controlarlo un poco, pero problemas como estos seguirán existiendo en muchos países del continente".

Los habitantes de Owino no se han quedado callados. Tras el cierre de la fábrica presentaron la mayor demanda colectiva de la Historia de Kenia en nombre del pueblo de Owino, en la que sus 3.000 habitantes solicitan un tratamiento y que limpien el lugar. “La admitieron a trámite pero tengo serias dudas de que el proceso llegue a más, Kenia es un país con una corrupción judicial y policial elevadísima”, cuenta Marín.

Además, los vecinos de Owino exigen desde hace meses que la Autoridad Nacional de Gestión Ambiental keniata publique un informe de evaluación del impacto de la contaminación que se hizo hace 3 años.

Los habitantes de Owino Uhuru siguen padeciendo los efectos de la contaminación

Más allá de todo el camino recorrido y todo el que queda por recorrer, lo que la historia de Owino Uhuru visibiliza es algo mucho más potente: cómo una comunidad consiguió revertir una situación con todo en contra. Lo resume Oriol: "Es un efecto bola de nieve. Te han hecho creer siempre que eres un Don Nadie, el último de la fila, pero, de repente, consigues alzarte tú mismo contra eso, eres escuchado y tus acciones tienen unas consecuencias. Es entonces cuando sientas las bases de algo nuevo. Porque tu escala está arriba y no vas a volver a bajar".

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