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En plena madrugada navideña, los vecinos de varias localidades situadas a los pies del Etna —en Sicilia—, que entró en erupción en Nochebuena, se despertaron de golpe por una violenta sacudida que hizo temblar sus casas. Se trataba de un terremoto de magnitud 4,8 que provocó derrumbes en la provincia de Catania y dejó 28 afectados.
Tal fue la sacudida del Etna que provocó que el volcán Stromboli, con el que está interconectado, también volviese a rugir.
Según el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Catania, este terremoto con epicentro en Viagrande y Trecastagni, se produjo a una profundidad de un kilómetro, intensificando sus efectos.
De los afectados por el seísmo, 10 fueron trasladados en ambulancia con pequeñas contusiones provocadas por la caída de objetos. El resto se presentó directamente en los hospitales con heridas leves o ataques de pánico. Entre los casos más graves destacan el de un hombre de 80 años que tuvo que ser rescatado de entre los escombros, y el de una familia de padre, madre y dos hijos que vio cómo se desplomaban las paredes de su casa.
Durante la noche, mucha gente escapó de sus casas y salió a la calle con miedo y confusión. Fueron las mismas personas que compartieron en las redes sociales fotografías y vídeos en los que se aprecian las consecuencias de la erupción como cascotes, casas parcialmente derrumbadas, interiores destruidos, desprendimientos en iglesias o grietas en las paredes.
El presidente de la región de Sicilia, Nello Musumeci, ha adelantado que hoy mismo declarará el estado de calamidad y pedirá al Gobierno que conceda el estado de emergencia, según AP. Además, el delegado del gobierno de Catania, Claudio Sammartino, ha implantado un servicio de emergencia que establece la apertura de las escuelas y los gimnasios para alojar a los cientos de personas que han visto dañadas sus viviendas o que tienen miedo de volver a sus hogares. Unas 600 personas deberán ser alojadas en estos centros o en hoteles cercanos.
Después del violento terremoto de 1984 en Sicilia, de magnitud 5, que redujo a escombros el 70% de los edificios, las viviendas se reconstruyeron con tecnología antisísmica. Esto ha reducido los daños materiales en la nueva erupción, pero el pánico entre los afectados no se pudo paliar con vigas y planos.
