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Entrevista "Salvini es incomprensible sin los 20 años previos de Berlusconi" Now

entrevista

Lorenzo Gabrielli

"Salvini es incomprensible sin los 20 años previos de Berlusconi"

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Arte PG
 

29 Junio 2018 13:57

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En medio de la deriva xenófoba del gobierno de Italia y la cuestión migratoria, hablamos con Lorenzo Gabrielli, politólogo italiano experto en migraciones

Al primer ministro ultraderechista de Italia, Matteo Salvini, se le describe como el Donald Trump europeo. No solo porque hizo campaña llevando en los mítines gorras de béisbol —pura marca Trump—, sino porque lanza ofensivas descaradamente racistas y discriminatorias contra parte de la población y los refugiados.

A escasas semanas de acceder al poder, cerró los puertos italianos para no acoger a los 629 refugiados a bordo del barco humanitario Aquarius. Dice que los del país, primero. No tiene ningún plan de gobierno, pero culpa del caos, la violencia, robos y tráfico de droga a la inmigración. El líder de la Liga Norte ensalza el nacionalismo -nosotros contra ellos- con promesas de deportaciones masivas y un censo "especial" para los gitanos en el que se registre su identidad y sus huellas dactilares.

Después de que los partidos xenófobos fueran vencidos en las elecciones francesas y alemanas el año pasado, en Italia ha pasado lo contrario: los populistas del movimento 5 Stelle junto a los xenófobos de la Legga se han hecho el poder. Los primeros efectos de este gobierno se han manifestado en censos de gitanos y en cierres de puertos a barcos cargados de migrantes procedentes del Norte de África. Entrevistamos a Lorenzo Gabrielli, politólogo italiano y experto en migraciones del GRITIM (Grupo de investigación interdisciplinario sobre Inmigración) en Universitat Pompeu Fabra para analizar qué supone ahora mismo la Italia de Salvini en el contexto de Europa.

—¿Cómo es posible que en el siglo XXI Italia tenga un primer ministro como Salvini?

—El malestar frente a las políticas neoliberales en Italia se aglutinó alrededor de partidos como la Liga Norte y su socio de gobierno el Movimiento 5 Estrellas, dirigido por Beppe Grillo. El MS5 no tiene una línea ideológica clara. Detrás se encuentra una empresa de un medio de comunicación y al frente pusieron a Grillo, un excómico carismático que reclamaba cambios y presentaba un programa muy básico sobre cuatro o cinco puntos que aglutinaba un consenso muy amplio: limitar mandatos o imposibilidad de presentarse si has sido condenado. Casi nunca se han pronunciado sobre el tema migratorio, aunque cuando lo han hecho han tendido hacia la derecha. El MS5 deja la visibilidad máxima a Salvini, que no cae de la nada sino que debe entenderse que Italia pasó por 20 años de Berlusconi.

—¿Qué puertas abrió Berlusconi?

—Berlusconi representaba al hombre fuerte, que comunica bien a las masas. Accede al poder en los 90 tras escándalos de corrupción de partidos tradicionales. Pero en su fase recuperó la figura de Mussolini. Cuando yo volvía a Italia, me sorprendía que en los estancos había "colección de los 20 años de Mussolini en DVD" o en la televisión había muchos documentales sobre el dictador. Yo decía: ¿pero qué pasa en este país?

—El partido Forza Italia de Berlusconi estaba en coalición en el gobierno con Alianza Nazionale.

Sí. Alianza Nazionale en realidad era un lavado de cara del antiguo Movimiento Social Italiano, una formación que se reconocía como filofascista y elogiaba la obra de Mussolini. En ese primer gobierno de Berlusconi, coincide que la Liga del Norte había llegado por primera vez al parlamento de Roma y entra en la coalición de derechas.

—¿Cómo es la Liga Norte de entonces?

—En sus inicios, la Liga Norte era un partido separatista. Es interesante porque la Liga siempre se ha construido frente a un enemigo. Entonces era el italiano del sur que llegaba a la región del norte: todos los trabajadores del sur —empleados en las fábricas del norte desde la posguerra y que habían ayudado al desarrollo de la región— eran el enemigo. Ellos y el gobierno central de Roma. Pero cuando entra en el Parlamento —ya está en Roma, ya está dentro del mecanismo y se quiere expandir por otras regiones—, la Liga cambia el discurso. Desaparece esa narrativa hostil hacia la gente del sur y de la zona meridional que migra al norte para señalar a los extranjeros y a los gitanos, aunque a este colectivo no tanto.

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—En las últimas encuestas de intención de voto, la Liga Norte crece en popularidad. Es también justo después de que negara atracar al Aquarius en los puertos. ¿Cómo han logrado que cale su discurso xenófobo?

—Su estrategia es un bombardeo mediático en las redes sociales, sobre todo en Twitter. La Liga Norte llena el debate mediático de una manera muy similar a lo que hace Donald Trump en Estados Unidos. Establece el frame y los términos que deben utilizarse: sueltan verdaderas barbaridades xenófobas y racistas. Todos los días copan portadas. Aunque sea para criticar sus declaraciones, los medios pasan a reproducir lo que dicen. Llenan titulares. Una broma con unos amigos era: '¿Cómo están viviendo los italianos el hecho de no estar en el Mundial de fútbol? Con Salvini llenado ese hueco con sus tuits'. Si alguien hace un análisis de sentido común y muy bien fundamentado, con datos objetivos sobre la migración, no tiene ningún tipo de repercusión porque no vende. Salvini gana porque establece las normas de juego.

Una broma con unos amigos era: '¿Cómo están viviendo los italianos el hecho de no estar en el Mundial de fútbol? Con Salvini llenado ese hueco con sus tuits'. Su discurso xenófobo no para de reproducirse

—Explicas que para entender por qué los refugiados tienen que realizar esa peligrosa ruta hasta llegar a Europa, se debe mirar a que les dificultan tomar aviones.

—Hay lo que se llama un mecanismo de sanción a los transportistas en Europa. Existe una norma que multa a las compañías que trasladen a las personas que no tengan un visado o permiso de residencia. Yo soy una madre siria que se escapa con sus hijos para venir a Europa y no puedo coger un vuelo en Estambul o donde sea porque la compañía no me va a dejar embarcar. Nadie me va a transportar, te dejan en tierra porque no quieren que les multen. Entonces tienen que recurrir a mafias a las que pagan muchísimo dinero y su viaje se convierte en caro, largo —de años— y ultraviolento. Además se ha convertido en enemigos a los que llegan por patera cuando representan una parte muy reducida de los inmigrantes que llegan a un país de Europa.

—¿Cómo llega la mayoría de migrantes a Europa?

—Lo más visible son las llegadas por mar. Pero, en realidad, la gran mayoría llega en avión. En Italia, el mayor porcentaje de inmigrantes proceden de Rumanía (22%) y luego de Albania. Pero para los que arriban vía marítima se usan metáforas desafortunadas como "avalancha migratoria" que genera dentro de la población la percepción de que están siendo asaltados. Es además un fenómeno a la baja. Entre 2017 y 2018, las llegadas de embarcaciones a las costas italianas se habían reducido un 70%. Entonces, ¿por qué está obsesión de Salvini?

—Más allá de querer expulsar a los migrantes, ¿qué propuestas políticas tiene Salvini?

Apenas se conoce ninguna. Pero en las localidades donde ha gobernado la Liga no ha sido brillante. Se reclamaban como los buenos gestores de lo local porque estaban muy arraigados al territorio pero fueron un desastre. A nivel nacional ya han estado en el Gobierno aliados con el partido de Berlusconi y no han hecho nada. Los mensajes xenófobos son una forma de ocultan su fracaso.

—¿Es equiparable Salvini al inicio del fascismo en los años 30?

—Espero que no acabe así, pero honestamente debe preocuparnos. Su narrativa racista —difundida desde las instituciones— permite legitimar comportamientos xenófobos de parte de la sociedad. Cada vez hay más ataques físicos a inmigrantes. En junio se disparó a un joven de Malí que era sindicalista. Aunque no se puede decir que estén estrictamente vinculados, para mí ya no es una casualidad.

—¿Qué hizo la Liga Norte en las localidades que ha gobernado durante estos últimos 20 años?

No se ha conocido en el resto de Europa, pero hicieron micropolíticas para cambiar la percepción que se tienen de "los otros". Cosas como poner separadores en los bancos de la calle para que la gente no pudiera tumbarse y dormir. Ordenanzas sobre “decoro en el espacio público”. En algunas ciudades se llegó a prohibir la apertura de tiendas de kebab en el centro bajo esta norma. En la sanidad, invertían en algunos barrios y dejaban caer otros. Todo combinado con constantes declaraciones muy bestias hacia los extranjeros.

—¿Dónde está la izquierda? ¿Qué está haciendo mal para que hasta haya sido derrotada en sus feudos tradicionales como Siena, Massa o Pisa? Esto ocurrió el pasado domingo en las elecciones locales

—La izquierda crítica está muy fragmentada. Incluso el Partido Comunista —el más grande de Europa tras la posguerra— prácticamente está acabando su largo suicidio. Luego está Renzi, que ya no es el líder de la izquierda pero sigue estando en el Partido Demócrata. Leí hace unos días que su gran proyecto de futuro era asociarse con Emmanuel Macron y Albert Rivera, de Ciudadanos, para montar un frente antipopulista en Europa, lo que visto desde España suena bastante patético y desde Italia también. Fue en el anterior gobierno del Partido Demócrata cuando comenzó el proceso de criminalización a las ONG que rescatan en el mar y el PD ha firmado algunos de los acuerdos con Libia. Obviamente no son como la ultraderecha, pero también están en el marco de control de fronteras. Es la falta de alternativas lo que preocupa.

El gran proyecto alternativa de Renzi es asociarse con Emmanuel Macron y Albert Rivera, de Ciudadanos, para montar un frente antipopulista en Europa, lo que visto desde España suena bastante patético y desde Italia también

—El próximo 1 de julio, Austria pasará a presidir el Consejo de Europa. ¿Tiene alguna implicación que un país en el que gobierna la ultraderecha dirija la agenda europea?

—Austria no explica mucho lo que va a hacer. El Financial Times logró que les llegara una filtración en el que se vislumbran dos líneas de actuación: austeridad y más control de fronteras. Es una vez más estas dos cosas: oculta la austeridad recurriendo al tema migratorio, da alas a la extrema derecha y ciertas empresas se lucran construyendo y vendiendo elementos de seguridad para los Estados.

—¿Qué empresas?

—La industria armamentística o las compañías de tecnología de seguridad, como Indra en España o Finmeccanica en Italia. En los últimos 15 años, es importante analizar el presupuesto de Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas. En 2005, Frontex comenzó a funcionar con un presupuesto de 6 millones de euros y en 2017 tuvo un presupuesto de 300 millones de euros: una cantidad 50 veces más en estos 12 años. Sabiendo que ha crecido el número de personas muertas en el mar y que siguen llegando refugiados, ¿para qué ha servido todo esto, más que para beneficiar a grupos específicos?

—Después de cerrar los puertos y sugerir un censo racistas, ¿cuál es el siguiente paso de Salvini?

—No lo sé. Pero lo que debería surgir es una alternativa que explica a los ciudadanos con mucho coraje que las migraciones siempre se han dado, que no es una "crisis de refugiados" si uno ve las cifras y que la mejor forma de gestionarlas es ofrecer seguridad a los refugiados. Cerrar fronteras no sirve, es contraproducente: si cierras y dificultas la entrada, estás inmovilizando a las personas que ingresan porque saben que si salen quizá no puedan volver a entrar. Entonces la lógica es no salgo, me quedo. La gran amenaza de los Estados europeos es el ultraliberalismo y el desmantelamiento del estado social, no los migrantes.

Lorenzo Gabrielli, investigador del GRITIM (Grupo de investigación interdisciplinario sobre Inmigración) - Universitat Pompeu Fabra.

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