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"No creo que el Athletic venga aquí dándole al enemigo 30 millones. Nunca me iría al otro bando para nada", decía el hasta hoy defensa de la Real Sociedad Iñigo Martínez en 2014. Es un vídeo que no para de correr desde que se ha confirmado lo que era un secreto a voces desde la salida hace unos días de Aymeric Laporte rumbo al City: que Martínez es su recambio en el Athletic.
También vuelve a pasearse por los móviles una imagen que tiene más de un año y que pertenece a una campaña de marketing del equipo donostiarra para espolear el vínculo afectivo con el Real aprovechando una visita del Barcelona a Anoeta. Con el lema "Yo no tengo segundo equipo", vemos a Martínez junto a David Zurutuza.
El terremoto en Euskadi es innegable. Con 32 millones de por medio, es el fichaje más caro de la historia del Athletic. A nadie en Donosti se le escapa que su actual director deportivo, Lorenzo Juarros, Loren, ya pagó en 1989 su cláusula récord de 300 millones para cambiar Atotxa por San Mamés. Y Martínez ahora, ¿es un jugador más rompiendo los corazones de una afición a la que parece haber jurado amor eterno? ¿Un mercenario que ha engañado a niños que han recibido con ilusión su camiseta como regalo de unos también engañados padres?
La pregunta que quizá toca es -obviando que la campaña acerca de no tener otro equipo que la Real parte del propio club y no del jugador- si todo el peso de la traición recae sobre el jugador. No dejamos de repetir que estamos hartos de futbolistas con respuestas programadas y que da más juego Rajoy en un plasma que ellos en carne y hueso en una sala de prensa. Con la frase de los 30 millones al enemigo, los medios tuvieron su titular del día. Y está bien que los jugadores hablen, pero no parece del todo justo que sean esclavos de sus palabras. Que esas declaraciones vayan a reaparecer en el momento más inoportuno parece además la vacuna perfecta para que se desanimen a ir más allá de los cuatro tópicos tradicionales del fútbol.
El músico donostiarra Mikel Erentxun, realista apasionado, ha mostrado su desacuerdo con un visceral "al jugador le deseo lo mejor, a su nuevo equipo le deseo lo peor", "nuestros hermanos del Athletic nos clavan puñales en el peor momento posible" y un "estoy muy triste y dolido". Pero el girito de las redes, como vemos con Iñigo Martínez, siempre está presente. Alguien le ha recordado el gran éxito de su grupo Duncan Dhu, Cien gaviotas.