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Mayo del 68 y fútbol: más facultad que fábrica

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Una idea de periodistas, partidos mientras la Bolsa ardía y una derrota compartida con la izquierda: así fue Mayo del 68 para el fútbol

Ignacio Pato

21 Mayo 2018 22:38

El 22 de mayo a las 8 de la mañana unas sesenta personas realizaron una ocupación histórica. Fue política pero no original: los estudiantes, obreros y artistas estaban en pie de guerra desde hacía un mes, había habido una huelga general, ocupaciones universitarias y palos de la gendarmería. Faltaban los futbolistas

El mayo del 68 futbolístico no fue tampoco en el Barrio Latino, sino en el residencial Distrito 16, sede de embajadas y del Parque de los Príncipes. Allí estaba la sede de la Federación Francesa de Fútbol que varios periodistas de la revista Miroir du football -publicada por una editorial cercana al PCF- y jugadores amateurs del área parisina tomaron al asalto el día 22. También participaron dos profesionales, André Mérelle y Michel Oriot. No era casualidad que jugasen en el combativo Red Star.

Una bandera roja y un mensaje tan corto como difuso: "el fútbol para los futbolistas", colgaron enseguida de la fachada. También otro con la frase "La federación, propiedad de 600.000 futbolistas". El manifiesto hecho público -y escrito con un lenguaje de lucha de clases- exigía devolver el fútbol a sus trabajadores y arrebatáreselo de las manos "a los pontífices de la federación".

Acusaban a los mandatarios de trabajar contra -y no por- el fútbol, aliándose al gobierno y su tradicional "hostilidad al deporte popular". Yendo a algo más concreto, pedían la libertad de fichaje de los futbolistas por cualquier club interesado, la creación de más campos o la cobertura de seguros médicos. Y recordaban las palabras del mítico Raymond Kopa, creador del primer sindicato de futbolistas franceses, que dijo que los jugadores eran, literalmente, esclavos.

Los jugadores profesionales -excepto los mencionados Mérelle y Oriot- no se solidarizaron con los enragés.

La ocupación del edificio duró cinco días. Se desarrolló, tal y como recuerda Mickaël Correia en Una histoire populaire du football, en un ambiente festivo. Los rebeldes llegaron a jugar partidos en mitad de la Avenida Iéna, donde estaba la sede de la FFF, mientras el mayo parisino llegaba a su cima simbólica: el edificio de la Bolsa ardía.

La protesta se terminó por votación asamblearia, se acordó abandonar la ocupación el mismo día en que gobierno, patronal y sindicatos firmaban los Acuerdos de Grenelle, por los que entre otras medidas se subía un 35% el salario mínimo. Para los organizadores del mayo del 68 futbolístico, el objetivo mediático se había conseguido. Eso sí, al contrario que el de obreros y estudiantes, este no había sido masivo.

Getty

Se encargó a la recién creada Asociación de Futbolistas Franceses continuar con las reivindicaciones y esta preparó un partido entre Saint-Étienne y Angers en el campo del Red Star sin la participación ni permiso de la FFF para demostrar que otro fútbol era posible. A pesar de las amenazas, se llevó a cabo el partido con pancartas como "Los jugadores ganan" en la grada. El mayor logro concreto fue que se introdujeron los contratos de duración determinada en sustitución de aquellos que ataban casi de por vida a cada jugador al club.

Sin embargo, el 68 tuvo un efecto rebote contrario a una de las reivindicaciones de los enragés. Si bien estos anhelaban también que el fútbol se deshiciera de corsés estilísticos y fuese más ofensivo y libre, la FFF acabó designando como entrenador y director nacional de fútbol a Georges Boulogne, técnico decididamente defensivo y meticuloso por encima de veleidades individualistas. En el fútbol, a pesar de la ocupación de la federación -o quizá precisamente en revancha y viendo sus jerarcas poco apoyo por parte de los jugadores profesionales a los levantados- los aires de libertad se notaron menos que en la universidad y la capacidad de presión de los futbolistas era menor que la de los obreros sindicados en la fábrica.

Pero como en toda buena historia que se precie, hay grises: la adocenada selección francesa de Boulogne no se clasificó para Brasil'70, Bélgica'72 ni Alemania '74... y los futbolistas finalmente hicieron huelga en 1972, ganándola.

Al final, bajo los adoquines no había césped. Y las herramientas útiles de lucha seguían siendo más parecidas a las de una fábrica que a las de una facultad.

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