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El cuartofinalista que hace quince años limpiaba baños de hotel con su madre

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Raheem Sterling desayunaba lo que había en la máquina expendedora. Con dos años había perdido a su padre en un tiroteo en su Jamaica natal. Esta es la potente historia del 24º fichaje más caro de la historia... y de la estrella en el Mundial con Inglaterra

PlayGround

04 Julio 2018 14:37

Raheem Sterling es cuartofinalista del mundo con Inglaterra, de momento. El jugador está a tres partidos de ganar un Mundial, algo que los Three Lions solo consiguieron en casa, en el 66.

Sería el colofón a una temporada brutal en la que su City se ha paseado por la Premier. El delantero tiene además una interesante historia que contarle al mundo, y que él mismo ha publicado en primera persona en The Players Tribune.

Sterling es el 24º fichaje más caro de la historia. 62 millones de euros pagó por el el City al Liverpool hace tres veranos. Es precisamente hablando de su hija de 6 años como comienza su historia. La niña corre por casa gritando Mo Salah!. La pequeña sigue siendo fan del Liverpool, reconoce su padre.

La infancia de Sterling transcurrió en Jamaica, donde nació en 1994. Cuando tenía 2 años, mataron a su padre a balazos. Es algo que ha marcado su vida para siempre. Hace poco, varios medios se hicieron eco de su nuevo tatuaje: un rifle en la pierna derecha. "Me hice la promesa de que nunca tocaría un arma en mi vida. Disparo con mi pie derecho", dijo él.

La madre tuvo que dejarle a él y a su hermana mayor en Jamaica y marchar a Inglaterra para intentar poder darles un mejor futuro. Sterling vivió con su abuela en Kingston hasta los cinco años. Sus recuerdos jamaicanos son principalmente la alegría que se desataba cuando llovía y todo el mundo -al contrario que en la mayoría de lugares europeos- salía a la calle a disfrutar del agua, y el helado de pomelo.

A los cinco años se pudieron mudar con la madre a Londres. Durante un tiempo la ayudaron, Sterling y su hermana, a limpiar habitaciones de hotel siendo niños. Al acabar, el pequeño siempre se iba a por la chocolatina Bounty de la máquina de vending.

El hoy internacional lo pasó mal en el colegio. Era muy callado y se pasaba el tiempo mirando el reloj y soñando con el recreo, con poder salir y jugar al fútbol simulando que era Ronaldinho. Le pusieron en un aula especial. Eso fue a la vez que se puso a jugar al fútbol en el barrio y a los 10 u 11 años ya le quería el Arsenal. Estaba decidido y... entonces apareció de nuevo su madre.

"No creo que debas ir al Arsenal", le dijo. El argumento es que allí iba a ser uno más entre otros cincuenta chicos igual de buenos que él. Le convenció de fichar por el equipo del noroeste de Londres Queens Park Rangers.

Su hermana le llevaba a los entrenamientos, todos los días, cogiendo tres autobuses, de 3 de la tarde hasta las 11 de la noche que llegaban a casa. Eso hasta que con 15 años, el Liverpool le quiso. Y allí fue.

Cada vez que podía volvía a ver a su madre a Londres; en Liverpool el club le puso a vivir con una pareja septuagenaria que le adoptó casi como si fuera su nieto. "Cada mañana allí estaba el sándwich de bacon para desayunar. Y había un jardín trasero enorme", recuerda el jugador.

Finalmente consiguió un buen contrato y le compró una casa a su madre. "Ese ha sido el día más feliz de mi vida", dice Sterling. El contexto extra es que de pequeños tuvieron que cambiarse varias veces de piso porque no podían llegar a pagar los alquileres.

Sterling se lamenta de la fama de "amante de la ostentación" que le ha dado cierta prensa. Reconoce que hace años se habría enfadado más con eso, pero que ahora saber que su madre, su hermana y su hija no tienen ese estrés derivado de la necesidad le hace sentir bien.

"Si la gente quiere escribir sobre el baño de casa de mi madre, todo lo que tengo que decir es que hace 15 años estábamos limpiando retretes en Stonebridge y desayunando lo que había en la máquina expendedora. Si alguien se merece ser feliz, esa es mi madre", escribe el jugador.

Y apostilla: "Si creces como lo he hecho yo, no escuchas lo que algunos medios sensacionalistas quieren decirte. Solo quieren robarte la alegría, tirarte al suelo".

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