Champán, destrucción de documentos y un elocuente mensaje en la mesa de su jefe
El analista de Wall Street Francesco Pellegrino parecía tenerlo todo para triunfar en la Gran Manzana.
Su trabajo para la empresa Sidoti & Company le auguraba un futuro prometedor, pero al parecer le acababan de denegar un aumento de sueldo y él decidió vengarse.
Presa de un estado de furia, se grabó destrozando la oficina de su jefe y lo compartió en las stories de Instagram.
En una secuencia de casi tres minutos se le puede ver recorriendo la oficina vacía y haciendo de las suyas.
Se le ocurre agitar botellas de champagne y rociarlas por el suelo o por encima de los papeles, se carga el teclado del ordenador, bloquea con contraseña los documentos de su jefe, y termina por dejarle una nota en la mesa: "¡Que te den! Renuncio".
El periódico The New York Post contactó con el ya exjefe de Pellegrino, Peter Sidoti, que aseguró estar confundido. "No sé ni cómo responder", dijo antes de colgar el teléfono.
Pero esta no ha sido la única renuncia épica retransmitida por las redes.
Hace unos años, Marina Schifrin, periodista de Next Media Animation, grabó un original baile de despedida para su jefe.
Al parecer, "durante casi dos años" en su puesto le obligó a sacrificar su "relación de pareja", su "tiempo" y su "energía". Frustrada y harta de la relación con su jefe, se marcó un baile nocturno a ritmo de Gone de Kanye West.
También renunció a lo grande Charlo Green, reportera en la televisión KTVA de Alaska: en directo durante el informativo en el que colaboraba.
Sorprendió a todos anunciando que era la dueña de un club de cannabis, que su plan inmediato era legalizar la marihuana en el país y remató despidiéndose de la cadena con un rotundo “Fuck it, I quit”.
También en directo se despidió la periodista Liz Wahl, de la cadena Russia Today.
Mientras daba un informativo anunció que no podía trabajar para un medio que blanqueaba los actos de Putin.
Aunque hay que tener cuidado con esta forma de hacer las cosas, porque a algunos se les acaba yendo de las manos.
Ese fue el caso del auxiliar de vuelo Steven Slater, que trabajaba para la aerolínea JetBlue.
Tras una discusión con un pasajero al aterrizar, el azafato anunció por megafonía que se iba. Cogió dos cervezas, abrió la salida de emergencia y se deslizó por el tobogán hinchable.
Obviamente acabó siendo detenido por la policía, pero su hazaña se hizo viral y hasta tiene una entrada en Wikipedia.
