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Cenar antes de las 9 de la noche reduce el riesgo de cáncer

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La ciencia certifica que la hora de la comida importa (y mucho)

Marc Casanovas

19 Julio 2018 10:20

Es relevante que por fin un estudio sobre cáncer y metabolismo focalice por primera vez todo la atención en el cuándo y no tanto en el qué. Es el caso particular del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) que en su trabajo publicado en la revista International Journal of Cancer ha analizado la relación de los horarios de las comidas y del sueño con el riesgo de cáncer.

El punto de partida ya era novedoso: "La vida moderna implica patrones de sueño y alimentación inoportunos que en estudios experimentales se asocian con efectos adversos para la salud. Evaluamos si el horario de las comidas está asociado con el riesgo de cáncer de mama y próstata teniendo en cuenta el estilo de vida y el cronotipo, una característica que se correlaciona con la preferencia de la actividad por la mañana o por la noche.".

Este estudio tendría especial repercusión en culturas como las del sur de Europa, donde la cena es tardía.

Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal

Pero las conclusiones son abrumadoras: las personas que cenan antes de las 9 de la noche o esperan al menos dos horas antes de acostarse tienen cerca de un 20 por ciento menos de riesgo de cáncer de mama y próstata que las que hacen la comida nocturna después de las 10 o las que se acuestan inmediatamente después de cenar.

Nutricionistas y médicos sabían que los patrones de la dieta son muy importantes para buscar una alimentación adecuada en los enfermos de cáncer. No hay una dieta anti cáncer, pero sí hay alimentos recomendables cuando se padece esta enfermedad. Analizando el tipo de alimentos consumidos o la cantidad de alimentos y obesidad se observan malas conductas alimenticias, pero nunca antes se había prestado atención a factores como las horas de ingesta y las actividades que se llevan a cabo antes y después.

Tal y como publica Diario Médico, “los cánceres de mama y de próstata son dos de los tumores más comunes a nivel mundial y que más se relacionan con el trabajo nocturno y la disrupción circadiana”. Por eso se evaluaron datos de 621 casos de cáncer de próstata y 1.205 de mama y de 872 hombres y 1.321 mujeres seleccionados al azar en centros de salud de atención primaria de toda España. A todos ellos se les realizó la misma entrevista con preguntas centradas en los horarios de comida, sueño y cronotipo y un cuestionario sobre hábitos de alimentación y cumplimiento de las recomendaciones de prevención del cáncer.

“Nuestro estudio concluye que seguir patrones diurnos de alimentación se asocia con menos riesgo de cáncer. Los resultados tendrán implicaciones en las recomendaciones sobre la prevención del cáncer, que actualmente no tienen en cuenta los horarios de las comidas. Esto tendría especial repercusión en culturas como las del sur de Europa, donde la cena es tardía”, dijo Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y primer autor de la publicación. “Es necesario realizar más estudios para conocer el porqué de estos resultados, pero todo apunta que la hora de ir a dormir afecta a nuestra capacidad de metabolizar la comida”, recalca Dora Romaguera, investigadora de ISGlobal y última autora del trabajo.

Todo apunta que la hora de ir a dormir afecta a nuestra capacidad de metabolizar la comida.

Dora Romaguera, investigadora de ISGlobal

Así pues, el momento de comer pasa a ser tan esencial que en un futuro no muy lejano una de las prevenciones contra el cáncer más recomendadas podría ser cenar temprano. Evidentemente esto implica un cambio en los horarios laborales, sobretodo en las países del sur de Europa, para que la conciliación entre vida laboral y familiar añada otro factor en la ecuación: la prevención contra el cáncer.

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