PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo La nueva serie sobre comida real de EEUU que Trump borraría del mapa Food

Food

La nueva serie sobre comida real de EEUU que Trump borraría del mapa

H

 

Si quieres entender por qué echan a gritos de los restaurantes al equipo de Trump tienes que ver esta serie con la cara B de EEUU

Marc Casanovas

13 Julio 2018 14:49

En Eater tienen las cosas muy claras. Se han marcado dos objetivos a largo plazo: señalar con nombres propios a todos los acosadores sexuales de la restauración y demostrar que la gastronomía de EE.UU. se derrumbaría sin los inmigrantes (ilegales o no) en la cocina. El primer objetivo lo acometen publicando cualquier novedad sobre casos de agresión sexual para que esos hombres no vuelvan a dormir tranquilos y nadie olvide sus caras. El segundo objetivo ataca directamente a la yugular de la administración Trump con una nueva docu serie que empodera a las comunidades minoritarias que integran la otra América, la que molesta a los nortemaericanos que no son como ellos.

“Bienvenido a Irak”, le dicen al presentador de "No passport required", cuando entra en un pequeño negocio de deliciosos falafels con salsa picante de mango. Es la comida callejera que los iraquíes comen viendo partidos de fútbol. Parecería la situación cotidiana de un fin de semana cualquiera si no fuera porque están en Detroit y no en Bagdad. Detroit es la ciudad del motor y de la Motown, pero también es la gran capital árabe de EE.UU. Y esto es la que realmente busca esta nueva docu serie de Eater con la colaboración de la PBS, definir la identidad de los inmigrantes de las grandes ciudades a través de la comida. La otra Miami de los haitianos, la otra Chicago de los mexicanos, la otra Washington de los etíopes o la Detroit de los irquíes en el primer episodio que ya se puede ver online.

El cocinero y presentador Marcus Samuelsson

El puente de unión entre todas las histoias es Marcus Samuelsson que no fue elegido como presentador por una cuestión de azar. Su presencia es clave para entender el clima confortable que se respira todos los episodios. A la mayoría de inmigrantes y refugiados les costaría muchísimo abrirse ante un extraño, pero Marcus es uno más porque pasó por lo mismo. Nació en Etiopía, se crió en Suecia y viajó a EE.UU para poder ser un gran cocinero. La dolorosa historia enquistada que escucha en boca de decenas de testimonios no se aleja de la suya y eso crea una empatía indiscutible en la mesa. No es el hombre blanco visitando a un vecino extraño que no volverá a pisar su comunidad jamás. Es un cocinero negro que podría ser su vecino de escalera y que realmente se interesa por sus vidas, el futuro de sus hijos y su comida.

"No passport required" quiere demostrar que la comida y solo la comida es el camino para conectar a todos los inmigrantes de EE.UU. y que la historia detrás de cada receta puede ser la excusa para que los norteamericanos comprendan de una vez por todas a sus vecinos. Es decir, si hacemos caso a los canales de noticias, Irak solo existe en estado de guerra; como zona peligrosa en conflicto eterno que no ofrece nada de bueno. Pero escuchando a refugiados e inmigrantes iraquíes de Detroit, el espectador se dará cuenta que este país árabe no son solo bombas y miles de soldados repetidos con el fantasma de Sadam Husein en su rostro. Bagdad era y será un bastión de cultura y gastronomía riquísimo que, mal que les pese a algunos, ya tiene un pedazo de alma metida en las entrañas de EE.UU.

Cada ola de inmigrantes que ha llegado a EEUU buscaba su identidad. Las primeras generaciones de inmigrantes buscaban trabajo y escolarizar a sus hijos. La segunda ha sido una generación confusa que buscaba el sentido de pertenencia en América y en el país de origen de sus padres. En defintiva, siguen buscando cómo encajar en un país nuevo y esto puede ser un viaje de toda una vida que la comida puede acortar.

Porque llegar como refugiado a un país de acogida no es lo mismo que ser un inmigrante más en un destino elegido. Para empezar no pueden volver a casa si las cosas salen mal. Simplemente tienen que seguir adelante porque el país está en guerra y volver no es una opción. Un inmigrante cuando llega a EE.UU se encuentra con un mundo donde todo es nuevo. Es fácil sentirse apabullado y gracias a la comida algunos encuentran un punto de sustento con su lugar de origen. Cocinar es su particular manera de lograr que una ciudad nueva pueda llegar a ser un sitio al que llamar hogar.

"Estoy obsesionada con la idea de un hogar. Es algo que me une a los inmigrantes de mi generación”, dice la propietaria libanesa de una cafetería de especialidad en Detroit. “Si olvidas de dónde vienes, olvidas quien eres”, dice recordando la frase que le decían siempre sus padres.“Soy árabe, americana, musulmana y lesbiana. Para mi crear este espacio es lograr un sitio donde me siento segura. La gente vien y puede explorar su identidad sin tener que escoger. Yo no tengo que escoger entre ser árabe o lesbiana. O entre ser árabe o americana ¿Se puede encontrar esa intersección para ser seres humanos? La hospitalidad y la comida son buenos caminos".

Porque los jóvenes inmigrantes emprendedores son un motor indudable de la nueva economía de EE.UU. Lo han sido en una ciudad fantasma como Detroit que agonizaba con la crisis laboral y económica de la industria del motor. Y lo son en otras cudades repartidas por el país. Esta nueva serie de Eater, inspirada en la serie Cooking in America, es la mejor manera de entender por qué expulsan a los políticos de la administración Trump de los restaurantes donde trabajan inmigrantes. Y es la mejor manera de entender porque algunas personas no van a dejar que coman tranquilos en sus restaurantes.

La serie Rotten de Netflix buscaba la comida real de EEUU destapando casos de fraude alimentario, mientras que No passport required alcanza el mismo objetivo pero de una manera más entrañable a través de personas de carne y hueso. Gente que aman EE.UU tanto o más que los que no dudarían ni un segundo en deportarlos porque no hace falta pasaporte para colarse en las cocinas de EE.UU. Y eso duele (y mucho) a algunas personas que dicen servir al país más libre y democrático del mundo.

share